
De pronto me hallé sentado ahí, solo, en medio de un día soleado y con una temperatura agradable… casi veraniega. Mas en el fondo de mí era un día soleado, soleado y frío… muy frío, acababa de llevarme una de las grandes derrotas en este año, una derrota que caló profundamente en mí, una derrota que distó de la victoria por tan sólo dos décimas. ¿Increíble, no? Increíble llega a ser el poder que puede tener dos décimas… sólo dos décimas, para cambiar completamente mi ánimo, mis expectativas, mis esperanzas, mis sueños, mi visión. Y así permanecía allí, mirando lejos al horizonte la Biblioteca Central… tan lejos como nunca, tan poco cerca como siempre. Lo que más me preguntaba a mí mismo era: ¿Cómo pudiste llegar a esto? Y claro, hace exactamente un año atrás estaba licenciándome con los máximos honores en mi liceo, reconocido como un eximio alumno. Yo, dentro de mi felicidad y me atrevería a decir, dentro de mi ingenuidad, recibía los galardones como un niño corre a abrir sus regalos para Navidad. Era como estar en una nube que no dejaba de subir, una nube de la que no quería bajar nunca más en mi vida… pero subió tanto… tanto… que perdí el equilibrio por un instante y caí estrepitosamente al vacío, eso ocurrió exactamente hoy.
Lo vaticiné una y mil veces, viví mis vacaciones de verano 2008-09 consciente de que me esperaba una nueva etapa, un nuevo desafío, esa espera tal vez me hizo llenar de sueños… estaba ansioso por comenzar por un lado… por otro no, por otro quería seguir disfrutando lo que me restaba para recuperar fuerzas y energías, disfrutar al máximo, lo hice como nunca… hasta que llegó ese día. Conocí tanta gente, tantas caras que ahora me son familiares, que me sentí acogido porque por fin podía hablar de un lenguaje que durante 4 años sólo lo podía hacer con muy pocas personas… ahora eran muchas más… muchas personas como yo buscando lo mismo, intentando alcanzar una meta, una meta llena de obstáculos, llena de piedras en el camino, llena de tristezas y frustraciones, llena de fracasos, como así también llena de satisfacciones, llena de aprendizajes, llena de alegrías, llena de compañías, llena de conocimientos. Pero el árbol se agrietó y las ramas tomaron rumbos distintos… rumbos que llevaron al cumplimiento de una etapa de esa meta, pero bajo un coste. Creo que tomé un camino que me llevó al fracaso. No me cabe duda de eso.
Y aquí estoy, en medio del limbo, esperando resultados, arriesgando muchas cosas de no cumplir con esos resultados… ya fracasé una vez, ahora me cuesta predecir si el próximo lo será también.