
Podría decir que en este caso sucede lo mismo, hasta que uno empieza a ir más allá, a conocer lo que se esconde tras esa belleza intrínseca y, tal vez, llegue un punto en que uno como hombre se de cuenta de que en realidad, ella justifica tal título no sólo por lo que representa, sino también por la belleza que uno le brinda. Ese es el punto de inflexión: cuando te das cuenta de que ella representa ese "todo" y llegas a sentir realmente que su belleza es tal.
Gracias Rose por haberme hecho pensar un poco sobre eso sin habérmelo dicho.
Y no, no me gusta nadie. Sólo no quiero ser ajeno a lo que pienso, para eso tengo este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tienes un comentario o algo que decir sobre este post?