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Colin Chapman (izq.) y Nigel Mansell (der.) en 1982. |
El mago Colin Chapman había muerto un año antes. O bien, como algunos desconfiaban, sólo se desapareció del mapa, huyendo de los acreedores al costo de un entierro tan veloz como falso, como si la Fórmula 1 fuese un escenario más de una aventura de James Bond. Aun así, Lotus, su criatura, patrimonio del automovilismo inglés, se mantenía como un gran equipo. Peter Warr asumió el mando, intentando realizar uno de los últimos deseos del fundador: un contrato para tener el motor Renault Turbo. A la vez, manteniendo la tradición de los buenos proyectistas, Peter Warr contrató al respetado ingeniero francés Gerard Ducarouge. Este fue el paquete ofrecido a Ayrton Senna en el otoño de 1983.
Warr quería mantener a Elio De Angelis en el equipo. Senna fue invitado a ocupar la vacante de Nigel Mansell, por quien Peter Warr no tenía la más mínima admiración o simpatía. La conversación aconteció en una tarde de octubre de 1983, en el castillo de Ketteringham, la sede de Lotus. No fue difícil convencer a Senna de aceptar la oferta de US$ 50 mil. Esto, por un año de contrato.
Dio en el clavo, Peter Warr creyó que el mejor momento para comunicar la buena noticia al patrocinador principal -el fabricante de cigarrillos John Player Special- era durante el fin de semana del Gran Premio de Inglaterra, en el circuito de Brands Hatch, donde, por obra de una sorprendente eficacia de los neumáticos Pirelli, el Team Lotus consiguió la pole position, con Elio De Angelis, y el tercer lugar en el grid de parrilla, con Nigel Mansell. En la conversación con Peter Dyke, el ejecutivo de John Player Special responsable por el patrocinio, Warr se llenó de entusiasmo y anunció:
Tengo una excelente noticia. Conseguí un acuerdo con Ayrton Senna. Y nosotros lo tendremos por sólo US$ 50 mil.
El shock: Dyke comenzó a exhibir titulares de periódicos ingleses que no citaban la pole position de De Angelis, pero destacaban el tercer mejor tiempo conquistado por Mansell. Y enmendó:
Necesitamos de un piloto inglés. No pago por Senna. Pago por Mansell.
Dyke pagó cuatro veces más, US$ 200 mil, para continuar con Nigel Mansell. Días después, en una reunión previamente acordada con Senna para afinar los detalles del contrato, Peter Warr se vio en la lamentable obligación de deshacer todo. En la memoria que guardó de la conversación, Senna no se enfadó, pero sí se sintió muy decepcionado. Estaba empezando a perder la inocente creencia de que en la Formula 1, para vencer, bastaba el talento. Peter no perdería nada con esperar.
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Nigel Mansell a bordo del Lotus 95T en Mónaco, 1984. El coche que era de Senna. |
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