
El año pasado fue uno de esos años para el olvido, de esos años que ojala nunca vuelvan a la memoria… suena trágico, tal vez hayan peores. El tema es que hay dos ámbitos en que definitivamente dieron cuenta de ello para mí: la universidad y la Formula 1. Del primero he hablado mucho y creo estar plenamente consciente de las consecuencias que he tenido que acarrear producto de ese fracaso (sí, así, derechamente). Del segundo, aunque no me afecte directamente, es sabido que como fan (sí, y fan de verdad) soy susceptible a cambios de ánimo fácilmente cuando veo una carrera y más aún cuando llega la hora de la bandereada final, cuando se analizan los resultados y comienza el estudio, las tendencias, los puntos, la situación en el campeonato. En este último punto, bueno… el año pasado no fue bueno definitivamente, siento que han tocado algo que era muy preciado para mí, el equipo al cual sigo, el equipo que fue invadido, el equipo que ya no es lo mismo…
El seguimiento de Felipe Massa en la Scuderia es hoy por hoy lo único que me aferra a seguir viendo F1, antes de él también estuvo él… solo que acompañado por un compañero de equipo, eso en suma daba Ferrari, y a Ferrari lo vengo siguiendo desde 2005 con Michael Schumacher y Rubinho Barrichello. Historia larga que merece un tema aparte pero que tiene un referente sobre lo que estoy escribiendo aquí, porque desde ese año precisamente que fijé mis ojos en un solo piloto de toda la parrilla, y lo hice ya que lo único que deseaba con toda mi alma era que no pusiera un pie en la escuadra del ‘cavallino’. ¿Aura, capricho, presentimiento, corazonada? No lo sé, pero sea como sea en los años venideros creo que fui confirmando ese deseo con hechos reales y comprobables. ¿Podría haber cambiado de opinión? Tal vez sí, pero en cuanto se me pasó siquiera esa pregunta por la cabeza ya veía con mis propios ojos que es inútil, hay personas que tienen una especie de ADN único e ineditable, es imposible que cambie, yo veo F1 desde 2005 como les dije y desde ese año que sigue siendo el mismo dentro de la pista y fuera de ella, pero dentro del paddock (no quiero entrometerme en su vida privada, que no es de mi incumbencia ni me interesa tampoco).
2010 fue un pésimo año para Felipinho, asistí a casi todas sus carreras (involuntariamente sólo descontando Istambul Park, porque tenía junta nocturna con amigos y, voluntariamente, cuando supe que sería el escudero en Ferrari por el título, a partir de Monza). Vi cómo arrancó bien, pero ya en la tercera carrera empezó el decaimiento… lento pero constante. Trataba en lo posible de seguirme aferrando a la idea de que algo podía cambiar en él, algo que lo hiciera tan fortíssimo como en 2008 cuando peleó mano-a-mano con Hamilton por el campeonato hasta la última vuelta de Interlagos, donde lo perdió por sólo un punto. Ese ‘algo’ era mi esperanza, mis anhelos, algo que me diera esa satisfacción y esa euforia como fan que no sentía desde 2007, ese algo que nunca llegó… hubieron sendos destellos, como en Hockenheim, que se apagaron bruscamente para volver a la realidad. El golpe que me llegó, el de knock-out, fue en Monza… viendo cómo miles de tifosis allá celebraban una victoria que sabía a champaña, y que para mí no sabía a nada. Fue ese momento cuando dije: “Hasta 2011”. Ha sido difícil, pero siento que en el instante en que se cierra una temporada, hay algo que mágicamente me brinda esperanzas de que el año siguiente será mejor, que algo ocurrirá, que algo cambiará, no lo sé exactamente… es una especie de expectación anticipada y algo pitonisa. Es algo de lo que me aferro, algo que me hace alimentar los deseos de que llegue otra temporada de Formula 1, algo que seguramente muchas personas (fans como yo) también lo sienten de alguna u otra forma, involucrando al mismo protagonista o a otros.
Hoy nos encontramos con un libro lleno de páginas vacías listas para ser llenadas con historias, con resultados, con números, el libro llamado Formula 1 2011. Libro que empezó a llenarse la semana pasada con una carrera que esperé por mucho tiempo, con mucha ilusión, con mucha fe… pero… para mí, lamentablemente, una vez más no de buena forma. Felipe abrió fuegos en Australia con discretos puestos en las prácticas libres de Australia, pese a que decía que con los neumáticos duros de Pirelli ya no sentía los mismos problemas que con los Bridgestone compuesto duros, sobre todo a la hora de calentarlos en pista. En la clasificación casi se queda fuera de la Q3, bloqueó mucho, tuvo salidas de pista y se le veía nervioso en la conducción, inquieto, como si algo no saliera bien. Bueno… no todo es bueno en la vida, ¿por qué no desquitarse en la carrera del Domingo? Ganó Vettel y por paliza, Hamilton segundo, Petrov completando el podio como sorpresa… Alonso cuarto… Massa noveno (en rigor séptimo por la sanción a los Sauber, pero moralmente sí, era un 9no). Largó bien, escaló posiciones, se puso por delante de Alonso y empezó el vía crucis: lento aguantaba a Button, lo cerraba bien, peleó por defender la posición pero adelante Petrov se disparó, a Button no lo dejaba nunca lo suficientemente detrás y Alonso, detrás del inglés, ya estaba al asecho. Massa aprovechó de cambiar a duros, grueso error, perdió posiciones, cayó al 6to, luego otros puestos más y acabó casi fuera de los puntos.
Me sentí mal en la carrera, no desde el comienzo, pero me bastó ver a Alonso adelantar a Massa para que se me volviera a desconfigurar el rostro. Es frustrante esperar cuatro meses para ver que los fantasmas siguen rondando, esos fantasmas que pensé que se habían esfumado. Fue suficiente una temporada completa ¿para ver otra más en las mismas condiciones? Sinceramente espero que no, sinceramente espero que si Felipe está destinado a tener una malísima carrera, haya sido la de Melbourne. No quiero volver a pasar por lo mismo, no quiero más fantasmas, claro… no depende de mí, pero siento que igual me afecta en cierta forma, mal que mal los fanáticos somos así.
Ha sido la primera carrera, quedan 18 más por delante y 6 puntos como primera meta que son perfectamente superables, este fin de semana se viene Malasia, aún sigo esperando reivindicación. Lo único que quiero es no tener que escribir en una semana más la continuación de este escrito, sino que cambiarlo por algo más alentador, algo como: “resurrección”. De corazón deseo que todo esto cambie, así que tocará esperar y seguir alentando. Vamos Felipe, tú puedes.
El seguimiento de Felipe Massa en la Scuderia es hoy por hoy lo único que me aferra a seguir viendo F1, antes de él también estuvo él… solo que acompañado por un compañero de equipo, eso en suma daba Ferrari, y a Ferrari lo vengo siguiendo desde 2005 con Michael Schumacher y Rubinho Barrichello. Historia larga que merece un tema aparte pero que tiene un referente sobre lo que estoy escribiendo aquí, porque desde ese año precisamente que fijé mis ojos en un solo piloto de toda la parrilla, y lo hice ya que lo único que deseaba con toda mi alma era que no pusiera un pie en la escuadra del ‘cavallino’. ¿Aura, capricho, presentimiento, corazonada? No lo sé, pero sea como sea en los años venideros creo que fui confirmando ese deseo con hechos reales y comprobables. ¿Podría haber cambiado de opinión? Tal vez sí, pero en cuanto se me pasó siquiera esa pregunta por la cabeza ya veía con mis propios ojos que es inútil, hay personas que tienen una especie de ADN único e ineditable, es imposible que cambie, yo veo F1 desde 2005 como les dije y desde ese año que sigue siendo el mismo dentro de la pista y fuera de ella, pero dentro del paddock (no quiero entrometerme en su vida privada, que no es de mi incumbencia ni me interesa tampoco).
2010 fue un pésimo año para Felipinho, asistí a casi todas sus carreras (involuntariamente sólo descontando Istambul Park, porque tenía junta nocturna con amigos y, voluntariamente, cuando supe que sería el escudero en Ferrari por el título, a partir de Monza). Vi cómo arrancó bien, pero ya en la tercera carrera empezó el decaimiento… lento pero constante. Trataba en lo posible de seguirme aferrando a la idea de que algo podía cambiar en él, algo que lo hiciera tan fortíssimo como en 2008 cuando peleó mano-a-mano con Hamilton por el campeonato hasta la última vuelta de Interlagos, donde lo perdió por sólo un punto. Ese ‘algo’ era mi esperanza, mis anhelos, algo que me diera esa satisfacción y esa euforia como fan que no sentía desde 2007, ese algo que nunca llegó… hubieron sendos destellos, como en Hockenheim, que se apagaron bruscamente para volver a la realidad. El golpe que me llegó, el de knock-out, fue en Monza… viendo cómo miles de tifosis allá celebraban una victoria que sabía a champaña, y que para mí no sabía a nada. Fue ese momento cuando dije: “Hasta 2011”. Ha sido difícil, pero siento que en el instante en que se cierra una temporada, hay algo que mágicamente me brinda esperanzas de que el año siguiente será mejor, que algo ocurrirá, que algo cambiará, no lo sé exactamente… es una especie de expectación anticipada y algo pitonisa. Es algo de lo que me aferro, algo que me hace alimentar los deseos de que llegue otra temporada de Formula 1, algo que seguramente muchas personas (fans como yo) también lo sienten de alguna u otra forma, involucrando al mismo protagonista o a otros.
Me sentí mal en la carrera, no desde el comienzo, pero me bastó ver a Alonso adelantar a Massa para que se me volviera a desconfigurar el rostro. Es frustrante esperar cuatro meses para ver que los fantasmas siguen rondando, esos fantasmas que pensé que se habían esfumado. Fue suficiente una temporada completa ¿para ver otra más en las mismas condiciones? Sinceramente espero que no, sinceramente espero que si Felipe está destinado a tener una malísima carrera, haya sido la de Melbourne. No quiero volver a pasar por lo mismo, no quiero más fantasmas, claro… no depende de mí, pero siento que igual me afecta en cierta forma, mal que mal los fanáticos somos así.
Ha sido la primera carrera, quedan 18 más por delante y 6 puntos como primera meta que son perfectamente superables, este fin de semana se viene Malasia, aún sigo esperando reivindicación. Lo único que quiero es no tener que escribir en una semana más la continuación de este escrito, sino que cambiarlo por algo más alentador, algo como: “resurrección”. De corazón deseo que todo esto cambie, así que tocará esperar y seguir alentando. Vamos Felipe, tú puedes.
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