
Estos días me he estado preguntando varias veces cuán bueno es ese sentimiento de extrañar a alguien. De por sí a una primera vista pareciera ser que sí, porque claro, el extrañar implica una preocupación por esa otra persona o a lo menos una focalización en su atención, lo que llamamos recuerdo o memoria. El punto al que quiero llegar es si realmente sentir eso puede ser positivo si es una sensación que se perpetua en el tiempo... una añoranza que con el paso de los días puede caer en una distorsión.
- ¿Pero por qué?
- ¿Por qué? Simple.
Lo estoy viviendo ahora, del anhelo y la espera se está dando paso a la angustia, y no sólo por la espera en sí, sino también por las circunstancias en que se está produciendo esa espera, han habido cambios, la comunicación ya no es tan fluida como antes y las respuestas esporádicas son más frecuentes, irónicamente (léase por la antítesis). Entonces es cuando siento que poco a poco me van carcomiendo las ganas de preguntarme cómo reaccionar ante esta situación, porque si está ocurriendo a causa de un cambio quiero saber a lo menos por qué se debe... lo malo de todo esto es que los compromisos no cuentan, las explicaciones no son obligatorias e incluso pueden darse por aludidas si nuevamente se vuelve a caer en esta especie de círculo vicioso llamado silencio.
Me pregunto ahora qué te está sucediendo... porque siento que las cosas han empezado a cambiar a como era antes. Siento que ya no existe el compromiso de mantener la comunicación, pese a que tú misma me dijiste en una oportunidad de que a través de un medio no la perderíamos.
Es frustrante en cierto modo... porque no tengo nada aún en mi bandeja de entrada.
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