
La desconfianza es mi principal miedo, y desconfianza fundada en cabos sueltos que sigo sin entender del todo, porque cuando todo pareciera seguir una lógica ella lo desacomodó todo y entonces empezaron mis dudas. Dudas que a fecha de hoy sigo sin resolver.
El juego de dar y quitar es algo que vengo haciendo hace mucho tiempo: una artimaña, un truco, una estrategia para observar el comportamiento de otra persona ante algo que habiéndole entregado antes con regularidad, de pronto ya no lo hago por un determinado periodo. Suena egoísta y hasta puede parecer cruel, pero es una de las únicas formas que tengo de conocerla más. Difícil es el escenario en que me encuentro, son muchos los kilómetros que nos separan y pocas las formas de interaccionar lo suficiente como para empezar a pulir detalles en un descubrimiento que pareciera no terminar nunca. El único fin de todo esto es saber qué puede llegar a hacer (si es que lo llegase a hacer) para recuperar lo que le he estado brindando de acuerdo a los medios que tengo a mi alcance por ahora. Una espera que a veces puede tornarse insoportable... pero tarde o temprano... necesaria.
Pero... ¿y qué pasaría si ella aprovechó también la ocasión para jugar al mismo juego conmigo?
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