
Los amigos de verdad continuaban del otro lado de la ciudad, en el barrio de Santana. Alfredo Popesco, uno de ellos, era el hijo mayor de Ilse, una viuda, inmigrante rumana, quien sustentaba a sus hijos con la venta de ropa en el garaje de una sencilla casa donde vivía, en la misma calle de Senna. En un comienzo, Ayrton se llevaba más con el hermano de Alfredo, Ricardo, un año más joven. Pero inmediatamente la experiencia, la seguridad y la libertad de los 17 años de Alfredo hicieron que Senna, entonces con 16, quedara más interesado en él. La amistad se construyó a partir del intenso sentimiento de competición de Ayrton. Primero, en la mesa de ping-pong. Alfredo jugaba muy bien. Senna no se conformaba en perder y llegó a irritar a su nuevo amigo con la insistencia de jugar más partidas. Y jugó mucho hasta conseguir, finalmente, vencer a Alfredo, después de meses de mucho entrenamiento.
Y le bastó a Ayrton montar la lancha Sissa en las aguas de la represa de Mairiporã para percibir que tenía otra obsesión en el frente: esquiar mejor que Alfredo, una fiera en el deporte, que, por no tener dinero suficiente, vivía arrimado a los dueños de lancha del lugar. El mismo Alfredo se llamaba
"puta de barco". Intercambiaba sonriendo un destrozo o un pequeño reparo por una esquiada. Casi tres décadas después, Alfredo dijo que Senna quedó "desesperado" el día en que lo vio esquiar por primera vez. Inmediatamente, comenzó, en las aguas de la represa, un proceso muy semejante al que había ocurrido en las mesas de ping-pong. Ayrton entrenó hasta el cansancio para tener un desempeño comparable al del amigo "puta de barco". Y lo consiguió, según reconoce Alfredo.
La disposición de "guía turístico" que tomaba cuenta de Ayrton cuando él andaba con sus amigos más cercanos los llevó a ambos a vivir una situación arriesgada. En 1977, ellos se encontraron una noche en la playa de Bertioga, litoral de São Paulo. Alfredo andaba con un viejo Fusca año ‘73 amarillo de la madre y ya dio una riña cuando Ayrton se aproximó con su Corcel 77 también amarillo, equipado con ruedas de magnesio y techo solar:
- Eres un idiota. ¿Por qué no traes alguna cosa? ¿La lancha, por ejemplo?- Vamos a buscarla entonces.En el inicio de la madrugada, los dos ya estaban en São Paulo en el Corcel amarillo. En la nueva casa de Ayrton, una mansión en lo alto de la calle Nueva Cantareira, Alfredo tuvo que acompañar, impotente, el ritual perfeccionista de su amigo: calibrado de los neumáticos del remolque, amarre de la lancha, verificación de la documentación, enganche, corriente y combustible para la Caravan del padre de Senna que estiraría el remolque. Todo listo, eran las 3:30 de la madrugada cuando ellos partieron nuevamente de São Paulo para Bertioga. Dos horas después, ya amaneciendo, ni Ayrton, ni Alfredo conseguían mantener los ojos abiertos. En la llegada a Guarujá, después de que los dos se alternaran en el volante entre una y otra cabezada, Alfredo se durmió y la Caravan salió de la pista, yendo a parar en un pantano con el guardabarros abollado y un agujero en el casco de la lancha. Minutos después, un coche de la policía se aproximó, y los dos amigos inventaron rápidamente que habían sido cerrados por un camión. El policía les creyó, partió corriendo en búsqueda del conductor irresponsable del camión y llamó a un tractor para quitar la Caravan de los pobres muchachos del pantano. Ninguno sufrió heridas.
No fue el primer lío vial de Ayrton Senna. Algunos años antes, de acuerdo con Alfredo Popesco, la flota de coches de la familia, entonces formada por un Mercedes verde de dos puertas, otra blanca, de cuatro puertas, la Caravan del pantano de Guarujá y una Belina, fue súbitamente reducida. Lo máximo que Alfredo permitió revelar fue que, tras un fin de semana en Guarujá, Senna llegó en casa sólo con el volante de la Belina en las manos.
En 1976, Ayrton recibió como obsequio de su padre una moto Suzuki de 185 cilindradas. Inmediatamente, comenzó a intentar la hazaña de costumbre: empinar la moto. Pero caía mucho. Y tampoco paraba de intentar empinar y continuar llevándose decenas de porrazos. La situación llegó a un punto en que Milton de Silva decidió simplemente vender la moto. Al saber la decisión del padre de Senna, Alfredo sugirió que él aprovechara la oportunidad para pedir una lancha. Consejo dado, pedido hecho, y Senna, en vez de sólo perder la moto, la intercambió por una lancha blanca de 19 pies, motor Johnson de 115 HP, bautizada posteriormente como “Sissa”. A partir de este momento, la represa de Mairiporã pasó a ser un lugar muy frecuentado por Senna.
Alfredo fue el guía de Senna en el mundo de las mujeres. Ayrton, ingenuo y romántico en demasía para la media del grupo, admiraba la experiencia y la firmeza de Alfredo con las chicas. En una ocasión, sin embargo, la apertura oficial del kartódromo de Natal, en Río Grande do Norte, los dos quedaron iguales en cuestión de inexperiencia. Por primera vez, estuvieron delante de un cigarrillo de marihuana encendido. Alfredo aseguró que, a última hora, asustados, los dos rechazaron el ofrecimiento y optaron sólo por beber. Y que fueron diez días de mucha farra durante los cuales, además de enamorar, los dos tuvieron en las manos, por gentileza de los organizadores de la fiesta, dos vedettes de las calles brasileñas de la época: un Opala "seis cilindros" y un Maverick "V8”.
¿Quién quería saber de marihuana?
Las dunas calientes de Natal y sus tímidas experiencias fueron una excepción. Normalmente, Ayrton, Alfredo y Américo Jacoto Júnior buscaban engancharse con las chicas del barrio durante la misa dominical de las diez horas de la mañana, en la iglesia Salete, en la calle Doctor Zurquim, centro de Santana. Fue en la llamada "misa de los ligones", el agitado punto de encuentro de los hijos y hijas de clase media del barrio, donde Alfredo presentó a Ayrton una morena bonita que acabó haciéndose su primera novia "estable", Rosângela. La relación duró más de un año, pero la primera reacción de Rosângela, después del encuentro en la misa, se resumió a una frase medio decepcionante para Alfredo, lejos de Ayrton:
- Puta, ¡Qué orejón, Dios mío! ¿No tenías a uno mejor para presentar?De acuerdo con Alfredo, al día siguiente, al conocer más el nuevo novio y también la casa en que él vivía, Rosângela pasó a prestar menos atención a la orejas de Ayrton. La relación acabó un año después, desgastado por una serie de "infidelidades" de Senna. Era la costumbre en el grupo: un noviazgo correcto hasta dejar la novia en casa. Después a irse de farra.
En el abordaje de las mujeres, en discotecas de moda de su generación, como la “Banana Power” y la “Papagaios”, Ayrton insistía en no parecer rico. Detestaba imaginar que una chica saliera con él a causa del dinero que tenía. Una noche, al volante de uno de los Mercedes de la familia, él se aproximaba desde el “Brunella”, otro punto de encuentro famoso de los jóvenes de clase media de São Paulo en el inicio de los años 80, en la calle Gabriel Monteiro da Silva, Jardins.
De repente, Ayrton paró el coche y pidió que Alfredo asumiera el volante. Alfredo sabía del recelo de su amigo e intentó convencerlo a continuar en el volante de Mercedes:
- ¡Ayrton, no me interesa, carajo! ¡Tu no te vas a casar aún con esas mujeres!- No. Conduce tú.Cumpliendo con sinceridad el papel de amigo, Alfredo reconoció que adoraba pasar al volante del Mercedes por el frente de las mujeres. Probablemente a causa de la admiración que tenía por la manera tranquila con que Alfredo lidiaba con ellas, Ayrton tomó una actitud poco común cuando Alfredo habló de la pasión que estaba sintiendo por una modelo de la marca Soft Machine. Invitado por ella para un encuentro en Ubatuba, él quería ir, pero no tenía dinero. Para su sorpresa, dos días después, Ayrton apareció con una raqueta de tenis importada que había acabado de ganar a la madre:
- Quédate con ella, véndela y yo digo que la perdí. Después me pagas.
El dinero de la raqueta permitió que Alfredo pasara un fin de semana inolvidable con la modelo, en Ubatuba.
Américo Jacoto Júnior, el Júnior, otro gran amigo de Santana que acompañó a Ayrton por el resto de la vida, era de la misma edad de Senna. Los dos se aproximaron en los tiempos del Colegio Rio Branco, más exactamente durante las partidas de ping-pong disputadas en el centro académico. Júnior, conocido en la época como "Jacotinho", era uno de los hijos de Américo Jacoto, un industrial del ramo metalúrgico del barrio de Tremembé. La madre de Júnior, Aldair Marinelli, fallecida en 1998, era amiga de doña Neyde. Por eso, Júnior era tratado como uno más de casa en la familia Senna de Silva. Él tenía planes de hacer agronomía, pero terminó siendo piloto de helicóptero. Antes, sin embargo, acompañó a Senna a lo largo de la temporada de 1987 de Fórmula 1.
Júnior sería usado por los adversarios de Ayrton como protagonista principal del rumor que marcó a su amigo por el resto de su vida.